Hay un rincón en la calle Pez donde has estado, donde hemos estado, donde todo malasañero que se precie ha estado: El Palentino, un bar que es anfitrion del mejor curso de bartender profesional asi como el mejor curso de barman amateur. Para quien no conoce lo que significa este bar para los madrileños lo va a ver como un lugar desfasado, trasnochado e inclusive poco aceptable, mas para aquellos que saben comprender su valor sentimental en el contexto de la nocturnidad madrileña es el jefe de todo esto.
Mas hay otra cara de la moneda, la versión del Palentino cuando amanece, cuando el baño deja de estar plagado de ánimas de la nocturnidad, cuando su testera no echa de menos a los fumadores implacables y las calles solo son un sigiloso testimonio de lo que pasó a oscuras el día precedente. Cafés con leche, croissants a la plancha y piscolabis con vinos, cañas o bien aun el justo whiskito del almuerzo asimismo son posibles a medio día y diariamente. Es de esta forma como llegamos a Dolores, la mujer que está tras la barra día a día de siete de la mañana a cuatro de la tarde y que jamás ha sido el foco de atención de un negocio familiar que muy seguramente esté siendo regentado por su última generación.
Al revés de lo que todo planeta piensa, Puro Herrezuelo, ese caballero que te sirve los pepitos y gin tonics nocturnos, no es el único y exclusivo dueño del Palentino, si bien sí es el que lleva más años y al que la prensa le ha regalado más loas. Loli, como la llaman los amigos, no es una enorme mujer tras un hombre, es la otra mitad que sostiene bombeando el corazón del Palentino y que ha sabido aprender que si sonríes te pisan y que si no eres fuerte te comen viva tras una barra como la de un bar como lo es el Palentino.
Señoras y señores, esta es la otra cara del bar más mítico de Malasaña:
¿De qué forma comenzó tu historia con el Palentino?
El bar lo abrió un señor de Palencia y después se lo cogió mi suegro y su hermano. Muere mi suegro en el setenta y siete y pasa a Puro y Moisés, sus hijos. Al morir Moisés –mi marido-, como esto es una comunidad de recursos, me afirman que debo hacerme cargo de mi parte. Fue como comencé a trabajar en el horario de mañana.
¿Es decir que para ti es como un horario de oficina venir de siete a 16h?
Sí, menuda oficina (ríe).
¿De qué forma fue el cambio de pasar de ama de su casa a encargada del Palentino?
Fue duro mas me amoldé, soy como un Blandiblu para estas cosas. Asimismo tengo un carácter fuerte y digo las cosas como son y como me salen. No disfrazo nada ni a nadie; no debe ver si es una persona joven o bien mayor. Soy poco diplomática. Yo no era de esta forma mas he ido espabilando en el bar. Date cuenta que viene gente de todo género y debo aprender a torear al mundo entero.
¿Ha alterado mucho el Palentino desde el instante en que murió tu marido y tomaste las bridas?
Sobre el Palentino cada uno de ellos escribe lo que desea y lo que ha vivido. Todos creen que Puro es el dueño por el hecho de que todos vienen por la noche mas hay otra cara del Palentino. La juventud no conoció a mi marido por el hecho de que cuando estaba era otro sistema. En esa temporada era siempre y en todo momento exactamente la misma gente y los mismo clientes del servicio los que venían. Cuando enfermó, Puro entró de noche y yo por la mañana y fue cuando comenzó a venir la juventud atraída las copas económicas. Con tanto bullicio la clientela fija dejó de venir. De ahí que solo la gente “antigua” es la única que mienta a mi marido, el resto ni se acuerdan de él.
¿De qué manera se te da atender a aquellos que vienen de after?
Había un conjunto que siempre y en todo momento me aguardaba a las 6:30 de la mañana, mas un día hubo un inconveniente. ¿Entre ellos, eh? Conmigo no, que siempre y en todo momento me han respetado. Se pelearon dentro y también hicieron un escándalo y les afirmé que jamás más. Me dieron la lata una temporada a fin de que les dejase entrar. Se tiraban hasta las once de la mañana o bien de esta forma y siempre y en todo momento pagaban, mas desde el día del lío corté con ellos. Ahora vienen de cuando en cuando alguno me afirma que si puede pasar le digo que “me lo prohíbe el Ayuntamiento”, de esta forma me cercioro de que no me la van a liar por decirles que no (ríe).
¿Qué te da la sensación de que el Palentino sea una excelencia en Malasaña y la villa de Madrid?
Es que no me he dado cuenta. Lo leo por ahí mas no es algo de lo que sea consciente. Creo que si lo somos es básicamente por los costos. Un café grande vale uno con diez euros, el pequeño uno , las cañas uno con diez y las copas 3… es eso lo que nos ha hecho populares.
¿De qué forma hacéis para sostener los costes tan bajos?
Eso es tema de Puro. Yo le digo que habría que subirlos pues todo sube. Si el tabaco sube y el alcohol sube deberíamos subirlos asimismo.
Circulaba el rumor de que el Palentino iba a cerrar por formar parte de los locales de la renta antigua… ¿qué paso al final?
Esto es propiedad. Esto jamás lo iban a cerrar, lo publicaron y se creó la historia legendaria de que nos íbamos mas no es renta vieja, es propiedad. Conque acá estamos. Todos venían y decían: “las últimas cañas en el Palentino”. Y puesto que no, no es cierto. Se va a cerrar no lo discuto, por el hecho de que Puro fíjate, ya tiene setenta y ocho años y sesenta y cinco. Yo no sé si me jubilaré pues acá me entretengo, mas tengo las piernas muy mal ya. Ya me canso y deseo vivir la vida.
¿Dónde te tomas las cañas?
En ningún lugar. No te engaño, no soy de bares. Salgo de acá y para casa. Me quedé viuda joven (cincuenta y cuatro años) y me he habituado a estar sola pues mis hijos tienen su vida. Me marcho con mi perra a caminar por el distrito y ya está.
¿Os llueven ofertas de gente que desea quedarse con el bar?
A mí en metálico no. Mas lo de decirme que “si cualquier día lo vendéis lo compro”, mucho.