El sabor de donde vengo

Diferentes personas se concentran en torno a una mesa en un edificio de oficinas de la ciudad de Londres. Es un lugar que se presta a fin de que Elahe, acompañada de su hija Parastoo, organice su clase de cocina iraní. El día de hoy se preparan 3 platos y todos y cada uno de los presentes asisten en la preparación de un menú que cuenta con unas berenjenas con yogur agrio y menta (kashk-o bien bademjan), albóngidas con arroz y lentejas (adas polo) y un guiso de ocra y champiñones (khorsht bamieye). Se pelan y se pican las verduras, unos están atentos al sofrito y otros hacen turnos para formar las albóndigas con una carne picada bien especiada… Los participantes prosiguen las indicaciones de Elahe y Parastoo mientras que las dos se preocupan de que todo esté en orden.

Este encuentro entre anónimos es posible merced al distribuidor mayorista gastronomia Migrateful, una organización que da un espacio de interacción a migrantes, asilados y demandantes de asilo por medio de la cocina. Acá no les persigue el estatus que les recuerda día a día el departamento de visados y también inmigraciones. El propósito es prosperar su bienestar, asistir en el aprendizaje de inglés y también acrecentar su confianza y las posibilidades de sociabilización mientras que procuran hacer del R. Unido su casa.

Jess Thompson montó uno de los proveedores gastronomicos Migrateful en dos mil diecisiete. La joven había pasado por los campamentos de asilados en Dunkerque y asimismo había trabajado en Ceuta. Ligada a las tareas de ayuda migratoria, Thompson ya hace unos meses que se dedica por completo a la organización. Y Elahe fue la inspiración. Tuvo la ocasión de conocer a Thompson cuando daba clases de inglés a mujeres asiladas. “Un día les solicité que me trajesen una receta para practicar. Todas y cada una estaban muy orgullosas de su cultura y pregunté a Elahe si deseaba venir a casa a cocinar”, afirma la creadora.

De esta forma se empezó una idea que hoy en día organiza 4 clases a la semana en diferentes localizaciones de la capital inglesa. Y con gastronomías de abundantes lugares del planeta. Los chefs vienen de Eritrea, Van a ir, Siria, Nigeria, Afganistán, Paquistán, Cuba o bien República Democrática del Congo y la mayor parte no son chefs de profesión.

inmigrantes

Elahe es sicóloga, mas no puede aspirar a este género de trabajo en el R. Unido pues sus certificados no cuentan con valía acá. Papel mojado. Llegó hace 7 años al país y se vio descuidada a su suerte. Los demandantes de asilo no pueden trabajar y a ello se le suma la complejidad de enfrentarse a un nuevo idioma.

Gastronomía contra los estereotipos
Ya queda poco para empezar a gozar de la cena. Los participantes escuchan atentamente a Elahe que explica de qué forma hacer el arroz iraní, lograr el tahdig (el equivalente al socarrat) o bien de qué manera decorar y presentar las berenjenas. La demandante de asilo iraní, tímida en un comienzo, se suelta con la atención prestada. Su confianza medra conforme avanza la clase y siempre y en todo momento cuenta con la ayuda de la sonriente Parastoo.

La velada es la disculpa para conectar con Elahe. En esta iniciativa, a el alimento se le pone cara y facilita la supresión de suposiciones. Con el primer mordisco se viaja a su Van a ir natal y se crea un vínculo donde se comparten sabores, consejos y recuerdos.

Cada una de las clases de cocina es una ocasión para interactuar y simpatizar con los migrantes y alterar las percepciones públicas. A cambio, la experiencia ayuda a los chefs a que el cada día sea más soportable. “Me ayuda a salir de casa. De esta manera tengo algo que hacer”, confiesa la iraní.

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