Caminar hacia atrás es una práctica que demanda más energía y contribuye a una mayor quema de calorías. Se cree que esta actividad beneficia la memoria a corto plazo, alivia el dolor de espalda y mejora el equilibrio.
Un proverbio chino antiguo sostiene que retroceder cien pasos es más beneficioso que avanzar mil pasos. Esta técnica, conocida como retro-walking, tiene una larga historia, especialmente en China, donde se ha practicado durante 5000 años como parte del Qigong, una disciplina tradicional enfocada en equilibrar la energía del cuerpo.
En la actualidad, caminar hacia atrás se ha incorporado en los regímenes de entrenamiento deportivo y en la rehabilitación de lesiones, como las de rodilla. Diversos estudios científicos respaldan sus beneficios en la salud muscular y el equilibrio, la pérdida de peso y el mejoramiento de las funciones cerebrales y cardíacas.
Se ha establecido que un minuto de retro-walking quema la misma cantidad de calorías que tres minutos de caminata normal. Es esencial realizar esta actividad en un lugar seguro, siendo la cinta de correr una opción ideal.
Sin embargo, si no se tienen problemas previos de movilidad o equilibrio, se recomienda alternar un minuto caminando hacia adelante y otro hacia atrás durante 10 o 15 minutos diarios.
Jack McNamara, experto en Fisiología Clínica del Ejercicio, afirma que «un minuto de retro-walking quema la misma cantidad de calorías que tres minutos caminando hacia adelante». Esta práctica requiere una coordinación precisa entre el sistema vestibular, el visual y el propioceptivo.
Los beneficios del retro-walking para perder peso y mejorar la salud cardíaca son numerosos. McNamara destaca que, aunque pueda parecer una práctica poco convencional, «caminar hacia atrás ayuda a perder peso, reduce el dolor lumbar, mejora el equilibrio, fortalece músculos menos utilizados, protege las articulaciones y mejora la función pulmonar».
Entre sus ventajas se incluyen el fortalecimiento de los músculos de las piernas, especialmente los cuádriceps, la mejora del equilibrio corporal, la reducción del dolor de espalda crónico, el aumento de la respuesta cardiorrespiratoria y la activación cerebral a través de la formación de nuevas conexiones neuronales.